Hola a todo el mundo les dejo el link del nuevo blog.
http://creativelimit.blogspot.com/
Sean todos muy bienvenidos, este blog joven tiene la intención de guiar esta generación de publicistas revolucionarios hacia el camino del bienestar y la conciencia de todas las personas.
martes, 26 de noviembre de 2013
lunes, 4 de noviembre de 2013
BTL Sony 4K
Trabajando en la agencia TATE hemos creado una alternativa para combatir en materia de posicionamiento frente a LG y las demás marcas con la tecnología 4k que ya ingresan al mercado a pasos silenciosos pero agigantados.
Con ustedes esta pieza que consiste en colocar un televisor Sony 4K convertido en un acuario de verdad y con peces reales. Queremos representar como se ven estos televisores, pues se ven como en la vida real.
lunes, 17 de junio de 2013
ESTE ES EL NUEVO CAFÉ JAMAICA, "TU CAFE MAÑANERO" PRUÉBALO!
A lo que apuntan las marcas de café principalmente hoy en día es al sabor y aroma del producto. Nosotros apuntamos a indicar que el producto es natural y lo llevamos a planta. Hacemos una relación con la planta que consume nuestro público objetivo y a partir de ahí desarrollamos la Idea.
lunes, 13 de mayo de 2013
domingo, 21 de abril de 2013
Agustín Armstrong, gerente general de la agencia 4rmstrong “BRAZO FUERTE” PARA LA PUBLICIDAD
El clan Armstrong ha dejado su marca en la publicidad. Tanto en la formación de agencias como Porta y Espinaca
, como las que llevan su apellido: Mackenna y Armstrong, y Armstrong & Asociados. Una tradición que ahora prosigue con 4rmstrong, proyecto publicitario liderado por Agustín Armstrong, profesional con vasta experiencia en dirección de cuentas y marketing.
Un castillo en Escocia es la “casa matriz” y su logo una espada con el escudo de los “Armstrong”, el clan del “brazo fuerte”. Su lema: “Fuerza y alma para la invención”. Pura tradición familiar rescatada por estos 4 profesionales de la publicidad, que son hermanos y primos: Andrés, Ignacio, Alejandro y Agustín. Este último, Agustín, fue el “brazo fuerte” que los convocó y que hoy lidera la recién lanzada agencia 4rmstrong.
Hijo de Eduardo Armstrong, el creador de Mampato, Agustín es el marketero de un clan que tiene un perfil creativo y de diseño. A diferencia de sus congéneres y ahora socios, estudió ingeniería comercial e hizo un diplomado en marketing, cimentando su carrera en empresas como el Grupo Gildemeister, donde llegó a ser gerente de marketing.
“Fue una escuela que me ayudó mucho a formarme como marketero. Hicimos la primera imagen corporativa del mercado automotriz, que fue toda una revolución.
Ahí estuve 10 años y con orgullo puedo decir que sacamos una marca adelante dejándola en los primeros lugares”, recuerda Agustín Armstrong, destacando que en esa época ganaron el premio “al mejor marketing de Latinoamérica”. Pero poco a poco su camino se fue acercando a la publicidad. “En Gildemeister se cumplió una etapa, que fue difícil en el sentido de que absorbía mucho tiempo, poca vida familiar, trabajábamos como chinos, pasábamos viajando.
Ahí fue cuando partí y me fui a trabajar a Hites como gerente de marketing, donde me tocó hacerme cargo de la agencia interna que en ese momento tenían en la multitienda”.
En esa época, Hites buscaba salir de la “segunda división del retail”, para lograr un mayor protagonismo en la industria de las grandes tiendas, y lo hacía de la mano de un controvertido gerente general: Patricio Ulloa. “Algunos lo califican como un genio y otros un loco. Yo lo considero un marketero genial”, señala Armstrong. Fue la época en que Hites se embarcó en el proyecto del diario El Metropolitano, el que en el corto plazo se transformó en una carga para la multitienda.
“El directorio empezó a ejercer una presión con el Diario El Metropolitano, pidiendo resultados y era un proyecto a 5 años, por lo que al final querían venderlo, y la instrucción a marketing fue vender el diario. Costó harto, pero se nos ocurrió una campaña que cambió esa suerte. Para el aniversario del
diario, nos fuimos al Senado cámara en mano, y a todos los senadores de los distintos partidos le sacamos un saludo. Los parlamentarios hacían todo su speach, donde nos felicitaban por el éxito. Eso fue algo sencillo que dio una buena imagen del diario, y se vendió”.
Por María Laura Martínez
Artículo Completo en la Edición Impresa de PUBLIMARK
Festival Internacional Cannes Lions 2011 UNA PRUEBA PARA IDEAS “MADE IN CHILE”
Seis Leones, cinco de Plata y uno de Bronce. Así coronó Chile su paso por Cannes. Pudo ser mejor, considerando que este año hubo récord de inscripciones chilenas en el más prestigiado de los festivales internacionales. La “marea Roja” publicitaria llegó hasta Cannes, pero tal como ocurrió con la Copa América, la satisfacción no fue completa.
La costa azul francesa volvió a vestirse de gala para premiar lo mejor de la publicidad mundial y, como ya es costumbre, quienes más veces subieron al podio fueron Estados Unidos, Reino Unido, Alemania, Brasil y Francia, que ocuparon –en ese orden– los primeros cinco lugares en premios.
Chile cosechó seis leones –cinco de Plata y uno de Bronce–, algo valorable, pero que pudo ser mayor considerando el hecho de que este año batió récord en el número de piezas que envió a la competencia: 266. Los premios de Chile fueron en las categorías de gráfica, radio, vía pública y medios. En la primera, donde históricamente hemos logrado distinciones importantes, se obtuvieron dos Leones de Plata, ambos para campañas hechas por Prolam Young & Rubicam: “Carie”, de pasta dental Colgate, y “Héroes”, para el analgésico Kitadol. También en gráfica se obtuvo un León de Bronce, con la campaña de TVN por tandas comerciales más cortas, hecha por Lowe Porta. Otras agencias que se llevaron Plata fueron Ogilvy & Mather, con una pieza para la marca de candados Odis, de vía pública, y JWT, por su campaña radial para Amnistía Internacional. Además, en medios, Havas Sports & Entertainment cosechó otro León de Plata con su campaña para el equipo AutoGasco, vehículo a gas patrocinado por Gasco y que participó en el pasado Rally Dakar realizado en nuestro país.
Pero los que realmente brillaron en esta versión del Festival Internacional de la Creatividad Cannes Lions fueron la agencia brasileña AlmapBBDO, elegida
mejor del año, y países emergentes como China, Corea y Rumania, una de las sorpresas del certamen. El Grand Prix de película se lo llevó el genial spot “Write the Future” (Escribe el futuro), de Wieden + Kennedy Holanda, para Nike. Dirigido por el cineasta mexicano Alejandro González Iñárritu, y magistralmente musicalizado, está protagonizado por figuras del fútbol mundial, como Wayne Rooney, Ronaldinho, Cristiano Ronaldo, Fabio Cannavaro y Frank Ribery, entre otros. Como si esas estrellas no bastaran, también aparecen el tenista Roger Federer, el basquetbolista Kobe Bryant o el actor Gael García Bernal.
En cuanto al jurado, tuvimos dos créditos nacionales representándonos: Martín Osorio, gerente general de Universal McCann, en medios, y Felipe Viñuela, DGC de Fiebre, en radio.
Por Constanza Iturriaga P.
Artículo Completo en la Edición Impresa de PUBLIMARK
INVERSION PUBLICITARIA: MITOS Y REALIDADES
En la sección Misceláneas, en la página 37 de esta edición
(Publimark 233), se consigna que en el primer semestre de este año,
según datos de Megatime, la inversión publicitaria habría crecido un
7,3%. Sin embargo, en este mismo número de PubliMark, en el artículo
sobre Cannes (página 30), Cristián Lehuedé, presidente
ejecutivo de BBDO, sostiene que la inversión publicitaria ha disminuido y agrega que cree que “el 2009 lo vamos a cerrar con una caída de la inversión total del 10%”.
En las cifras del año pasado, las diferencias también son abismantes. Mientras Megatime indicaba que en el 2008 la inversión publicitaria había aumentado un 6,4%, hace poco la Achap confirmó que la caída en ese período fue de 6,5%.
¿Y dónde está la trampita?
La verdad es que ya hace casi dos décadas, en esta misma página editorial, sosteníamos que el gasto en publicidad tiende a comportarse como una segunda derivada con respecto a la variación del producto interno bruto (PIB) de un país. Esto quiere decir que cuando la economía se desacelera, aunque sea con variaciones positivas (por ejemplo de +6% a +4%), es probable que la inversión publicitaria baje en términos absolutos (de +6% a –2%); por supuesto, el efecto también se produce en las aceleraciones: si la variación del PIB de un año a otro pasa de +6% a +8%, es muy posible que el desembolso en publicidad suba en 10% o 12%. Esto ocurre por diferentes razones; entre otras, porque en época de crisis los financieros se hacen más poderosos dentro de las compañías y un buen ahorro en el corto plazo es disminuir la propaganda; obviamente, también influye que se restringen al máximo los lanzamientos de nuevas marcas, productos o servicios, así como la renovación de proyectos inmobiliarios, fuentes naturales de publicidad.
Si éste fuera el comportamiento más predecible, dado que el 2009 se proyecta con una caída del PIB en torno al –1%, es casi seguro que la estimación de Lehuedé es razonablemente realista. Entonces, ¿porqué los cálculos de Megatime indican un incremento de la inversión publicitaria de 7,3%? Sin duda, el principal motivo de esta aparente distorsión es el método de medición, que contabiliza los tiempos efectivos de los spots en televisión (abierta y pagada), y los espacios de los avisos en diarios y revistas (además de vía pública y Metro), a los cuales se les aplican “los valores de tarifas publicadas por los medios”.
De este modo, no se consideran los descuentos, que por supuesto en períodos recesivos son más suculentos. Consistente con este razonamiento, en las cifras “oficiales” los mayores incrementos se observan en la televisión abierta (12,5%) y pagada (33,5%), que no tienen un mayor costo significativo de incluir un spot adicional, si existe el espacio; en cambio, en diarios y revistas, que tienen el costo del papel, a simple vista en los últimos meses aparecen más delgados, ya que no les conviene vender avisos muy baratos.
A estas alturas del partido, lo más relevante es preguntarse cuál será el comportamiento en el futuro. Al respecto, hay elementos en el ambiente que se perciben alentadores y otros no tanto.
Por el lado positivo, se percibe una confianza, a nivel empresarial y del público, tanto en el mundo como en Chile, que tarde o temprano (en el plazo las opiniones, incluso de expertos, difieren) se saldrá exitosamente de esta crisis, si bien la recuperación del empleo será más lenta de lo deseable. Reflejo de ello es la fuerte recuperación del precio de las acciones en las bolsas de valores de casi todo el orbe. También juega un papel favorable el creciente convencimiento de empresarios y ejecutivos de que crisis son oportunidades y de que no pueden dejarle el campo libre a la competencia; por eso es
pensable que se dilatarán menos las restituciones de campañas de imagen de marca, en una dinámica de disputa de participación de mercado, más allá de los típicos avisos estentóreos de precios y promociones para épocas recesivas.
Por el lado negativo, no se visualiza que sea rápida la disminución del desempleo, lo que afecta la reactivación del consumo. Tampoco se aprecia muy ágil el retorno masivo de los proyectos inmobiliarios, ni los lanzamientos potentes de nuevos productos, que señalábamos anteriormente como motores importantes para un vigoroso aumento publicitario.
Sumando y restando, reconociendo los factores positivos, aquellos desfavorables nos hacen pensar que la recuperación de la publicidad será dispareja según los sectores y más lenta de lo que quisiéramos.
Juan Ignacio Oto
Director de PubliMark
ejecutivo de BBDO, sostiene que la inversión publicitaria ha disminuido y agrega que cree que “el 2009 lo vamos a cerrar con una caída de la inversión total del 10%”.
En las cifras del año pasado, las diferencias también son abismantes. Mientras Megatime indicaba que en el 2008 la inversión publicitaria había aumentado un 6,4%, hace poco la Achap confirmó que la caída en ese período fue de 6,5%.
¿Y dónde está la trampita?
La verdad es que ya hace casi dos décadas, en esta misma página editorial, sosteníamos que el gasto en publicidad tiende a comportarse como una segunda derivada con respecto a la variación del producto interno bruto (PIB) de un país. Esto quiere decir que cuando la economía se desacelera, aunque sea con variaciones positivas (por ejemplo de +6% a +4%), es probable que la inversión publicitaria baje en términos absolutos (de +6% a –2%); por supuesto, el efecto también se produce en las aceleraciones: si la variación del PIB de un año a otro pasa de +6% a +8%, es muy posible que el desembolso en publicidad suba en 10% o 12%. Esto ocurre por diferentes razones; entre otras, porque en época de crisis los financieros se hacen más poderosos dentro de las compañías y un buen ahorro en el corto plazo es disminuir la propaganda; obviamente, también influye que se restringen al máximo los lanzamientos de nuevas marcas, productos o servicios, así como la renovación de proyectos inmobiliarios, fuentes naturales de publicidad.
Si éste fuera el comportamiento más predecible, dado que el 2009 se proyecta con una caída del PIB en torno al –1%, es casi seguro que la estimación de Lehuedé es razonablemente realista. Entonces, ¿porqué los cálculos de Megatime indican un incremento de la inversión publicitaria de 7,3%? Sin duda, el principal motivo de esta aparente distorsión es el método de medición, que contabiliza los tiempos efectivos de los spots en televisión (abierta y pagada), y los espacios de los avisos en diarios y revistas (además de vía pública y Metro), a los cuales se les aplican “los valores de tarifas publicadas por los medios”.
De este modo, no se consideran los descuentos, que por supuesto en períodos recesivos son más suculentos. Consistente con este razonamiento, en las cifras “oficiales” los mayores incrementos se observan en la televisión abierta (12,5%) y pagada (33,5%), que no tienen un mayor costo significativo de incluir un spot adicional, si existe el espacio; en cambio, en diarios y revistas, que tienen el costo del papel, a simple vista en los últimos meses aparecen más delgados, ya que no les conviene vender avisos muy baratos.
A estas alturas del partido, lo más relevante es preguntarse cuál será el comportamiento en el futuro. Al respecto, hay elementos en el ambiente que se perciben alentadores y otros no tanto.
Por el lado positivo, se percibe una confianza, a nivel empresarial y del público, tanto en el mundo como en Chile, que tarde o temprano (en el plazo las opiniones, incluso de expertos, difieren) se saldrá exitosamente de esta crisis, si bien la recuperación del empleo será más lenta de lo deseable. Reflejo de ello es la fuerte recuperación del precio de las acciones en las bolsas de valores de casi todo el orbe. También juega un papel favorable el creciente convencimiento de empresarios y ejecutivos de que crisis son oportunidades y de que no pueden dejarle el campo libre a la competencia; por eso es
pensable que se dilatarán menos las restituciones de campañas de imagen de marca, en una dinámica de disputa de participación de mercado, más allá de los típicos avisos estentóreos de precios y promociones para épocas recesivas.
Por el lado negativo, no se visualiza que sea rápida la disminución del desempleo, lo que afecta la reactivación del consumo. Tampoco se aprecia muy ágil el retorno masivo de los proyectos inmobiliarios, ni los lanzamientos potentes de nuevos productos, que señalábamos anteriormente como motores importantes para un vigoroso aumento publicitario.
Sumando y restando, reconociendo los factores positivos, aquellos desfavorables nos hacen pensar que la recuperación de la publicidad será dispareja según los sectores y más lenta de lo que quisiéramos.
Juan Ignacio Oto
Director de PubliMark
TELEVISION Y SOCIEDAD
En noviembre de 1986, en el editorial del primer número de la
revista TV-Grama, titulado “La Televisión Chilena”, consignábamos que
“Uno de los mitos que existen en algunos sectores de nuestro país es que
la televisión es mala y produce efectos perniciosos en la juventud”. Y
agregábamos: “Afortunadamente, la realidad es muy distinta. La
televisión, como todo avance tecnológico, tiene efectos positivos que no
se dejan esperar si es bien utilizada. En este sentido, las cifras
hablan por sí solas. Más del 90% de los hogares de Chile poseen un
aparato de televisión. Y, lo que es más importante, no sólo ven
programas de simple entretención, sino que se motivan por buenos
espacios informativos y culturales. De hecho, algunas de las mejores
audiencias se verifican en las horas de los noticiarios y de la franja
cultural”.
Estos elogiosos comentarios eran motivados por las estaciones televisivas que nacieron de la estructura de concesiones que se originó en la década de 1960, con un canal estatal y varios en manos de las universidades. En buenas cuentas, en nuestra opinión, esta fórmula sui generis, con una estación estatal (que después se denominó y se definió como “pública”) y otras universitarias, conformó un sistema audiovisual para nuestro país de bastante calidad, tanto técnica como programática.
Cabe consignar que en aquellos años no existía un organismo que controlara los contenidos de la televisión, ni tampoco de la radio. Sólo imperaba la Subsecretaría de Telecomunicaciones, dependiente del Ministerio de Obras Públicas y Transportes, que supervisaba el cumplimiento de las normas técnicas. Sin duda, la autorregulación era efectiva, dados los propietarios de las empresas audiovisuales, agregándose idóneos ejecutivos máximos, cuya ética se daba por descontada; fue emblemática la presencia de don Eleodoro Rodríguez, como director ejecutivo de Canal 13, que combinaba la eficiencia técnica (era ingeniero eléctrico propietario de una tienda de su especialidad) con una notable habilidad en materias programáticas, y que contaba con la confianza de la Iglesia y la Pontificia Universidad Católica de Chile.
Entreparéntesis, también cabe recordar que los países europeos, en la mayor parte del siglo pasado, tampoco tenían televisión privada, ni radios de particulares. Como medidas de seguridad nacional, a raíz de la Primera y la Segunda Guerra Mundial, todo el broadcasting estaba en manos del Estado o de comunidades locales. Sólo hacia fines del siglo se privatizaron –por ejemplo, en España, Italia y Francia– algunas estaciones televisivas, pero manteniendo con mucha fuerza los canales estatales. En aquellos años, constatamos que las entidades audiovisuales públicas contenían programación con alto contenido sexual, que en nuestro país ni siquiera hubiera sido permitida en cine para mayores de 21 años.
En cambio en Norteamérica las cadenas de televisión desde un inicio fueron privadas (CBS, NBC y ABC), como continuadores de las correspondientes entidades radiales. Sin embargo, sus programas siempre fueron cuidadosos de la moral y las buenas costumbres, por convicción propia (autorregulación) y por supervisión de organismos gubernamentales. Sí, al igual que otros medios de comunicación, están sujetas a un fuerte control antimonopolio.
En esta materia, en Chile –y en todo el mundo– ha corrido mucha agua bajo los puentes. Ya es un hecho de la causa la multiplicidad de canales especializados por cable (VTR) y satelital (DirecTV), así como las incursiones privadas en la televisión de libre recepción, estando ad portas la compra de dos tercios de Canal 13 por la familia Luksic (controladora, entre otras empresas, del Banco de Chile) y la adquisición de Chilevisión (actualmente del presidente Piñera) por Bethia, que es propiedad de una rama Solari Falabella. A la vuelta de la esquina está la implementación de la televisión digital, que posibilita una imagen de alta resolución, pero también más señales y, por ende, una explosión de espacios más segmentados.
Ante este mare magnum, curiosamente el camino correcto es complejo, pero a la vez nítido: Fomentar una competencia dinámica y efectuar un control adecuado de contenidos. La competencia se logra con una legislación que promueva múltiples emprendimientos, en particular con la normativa de las nuevas frecuencias digitales, y con un accionar eficaz de la Subsecretaría de Telecomunicaciones, del Tribunal de la Libre Competencia y de la Fiscalía Nacional Económica, que eviten monopolios u oligopolios. El Consejo Nacional de Televisión, a su vez, debe incentivar los programas positivos y valóricos, sean informativos, culturales o de simple entretención, supervisando que no se cometan excesos en los contenidos, en términos de no transgredir la moral y las buenas costumbres imperantes en la sociedad, en especial para proteger la sana formación de niños y jóvenes.
Juan Ignacio Oto
Director de PUBLIMARK
Estos elogiosos comentarios eran motivados por las estaciones televisivas que nacieron de la estructura de concesiones que se originó en la década de 1960, con un canal estatal y varios en manos de las universidades. En buenas cuentas, en nuestra opinión, esta fórmula sui generis, con una estación estatal (que después se denominó y se definió como “pública”) y otras universitarias, conformó un sistema audiovisual para nuestro país de bastante calidad, tanto técnica como programática.
Cabe consignar que en aquellos años no existía un organismo que controlara los contenidos de la televisión, ni tampoco de la radio. Sólo imperaba la Subsecretaría de Telecomunicaciones, dependiente del Ministerio de Obras Públicas y Transportes, que supervisaba el cumplimiento de las normas técnicas. Sin duda, la autorregulación era efectiva, dados los propietarios de las empresas audiovisuales, agregándose idóneos ejecutivos máximos, cuya ética se daba por descontada; fue emblemática la presencia de don Eleodoro Rodríguez, como director ejecutivo de Canal 13, que combinaba la eficiencia técnica (era ingeniero eléctrico propietario de una tienda de su especialidad) con una notable habilidad en materias programáticas, y que contaba con la confianza de la Iglesia y la Pontificia Universidad Católica de Chile.
Entreparéntesis, también cabe recordar que los países europeos, en la mayor parte del siglo pasado, tampoco tenían televisión privada, ni radios de particulares. Como medidas de seguridad nacional, a raíz de la Primera y la Segunda Guerra Mundial, todo el broadcasting estaba en manos del Estado o de comunidades locales. Sólo hacia fines del siglo se privatizaron –por ejemplo, en España, Italia y Francia– algunas estaciones televisivas, pero manteniendo con mucha fuerza los canales estatales. En aquellos años, constatamos que las entidades audiovisuales públicas contenían programación con alto contenido sexual, que en nuestro país ni siquiera hubiera sido permitida en cine para mayores de 21 años.
En cambio en Norteamérica las cadenas de televisión desde un inicio fueron privadas (CBS, NBC y ABC), como continuadores de las correspondientes entidades radiales. Sin embargo, sus programas siempre fueron cuidadosos de la moral y las buenas costumbres, por convicción propia (autorregulación) y por supervisión de organismos gubernamentales. Sí, al igual que otros medios de comunicación, están sujetas a un fuerte control antimonopolio.
En esta materia, en Chile –y en todo el mundo– ha corrido mucha agua bajo los puentes. Ya es un hecho de la causa la multiplicidad de canales especializados por cable (VTR) y satelital (DirecTV), así como las incursiones privadas en la televisión de libre recepción, estando ad portas la compra de dos tercios de Canal 13 por la familia Luksic (controladora, entre otras empresas, del Banco de Chile) y la adquisición de Chilevisión (actualmente del presidente Piñera) por Bethia, que es propiedad de una rama Solari Falabella. A la vuelta de la esquina está la implementación de la televisión digital, que posibilita una imagen de alta resolución, pero también más señales y, por ende, una explosión de espacios más segmentados.
Ante este mare magnum, curiosamente el camino correcto es complejo, pero a la vez nítido: Fomentar una competencia dinámica y efectuar un control adecuado de contenidos. La competencia se logra con una legislación que promueva múltiples emprendimientos, en particular con la normativa de las nuevas frecuencias digitales, y con un accionar eficaz de la Subsecretaría de Telecomunicaciones, del Tribunal de la Libre Competencia y de la Fiscalía Nacional Económica, que eviten monopolios u oligopolios. El Consejo Nacional de Televisión, a su vez, debe incentivar los programas positivos y valóricos, sean informativos, culturales o de simple entretención, supervisando que no se cometan excesos en los contenidos, en términos de no transgredir la moral y las buenas costumbres imperantes en la sociedad, en especial para proteger la sana formación de niños y jóvenes.
Juan Ignacio Oto
Director de PUBLIMARK
Productos de limpieza SUPERHEROES DE LA HIPERHIGIENIZACION
En un mercado que se destaca por su estabilidad y la presencia de grandes multinacionales, la competencia radicaría en atraer a las consumidoras que hoy buscan invertir menos tiempo en la limpieza y, fundamentalmente, cuidar a su familia de las enfermedades generadas por los gérmenes. Por ello, los lanzamientos se concentran en productos que no sólo limpien y aromaticen el hogar, sino que aseguren una higiene total.
Parece una verdadera obsesión, que se desata con especial énfasis en invierno. Y es que la ultra limpieza se ha apoderado de los consumidores chilenos, o mejor dicho de su componente femenino. A ellas se orienta la publicidad de las marcas que ofrecen productos capaces de eliminar a cuanto germen o bacteria se atreva a cruzarse en su camino.
De acuerdo con Patricio Polizzi, psicólogo, académico de la Universidad Adolfo Ibáñez y socio fundador de la consultora Visión Humana, esta tendencia obedece a una suerte de temor que se ha transformado en uno de los grandes motivadores del consumo. “Aparentemente en la búsqueda de mayores certezas y seguridades, recurrimos naturalmente a productos y servicios que nos ayudan a sentirnos más en control, ya que vivimos en un mundo que nos llena cada vez más de incertidumbres”, explica.
Ese miedo parece rondar la vida de la mayoría de los consumidores chilenos, mucho más de lo que se quiere admitir. Temor al desempleo, a sufrir una enfermedad, a dejar de ser jóvenes y atractivos, a que un ser querido sufra un accidente, a enfrentar disturbios sociales, a que nos roben, a terminar viviendo solo y dependiente, a ser víctima de un virus en el computador, entre otras situaciones.
“Uno de los nuevos frentes de temor son los organismos microscópicos, gérmenes y bacterias, los que, en alguna medida, siempre han acompañado al hombre. Se han transformado en enemigos públicos ante los cuales no hay que aminorar esfuerzos ni recursos para eliminar, por mucho que sea una batalla ante esencialmente lo invisible”, agrega Polizzi.
La compra de productos de limpieza está presente en grupos socioeconómicos altos, medios y bajos. No obstante, y según estudios del sector, el público
objetivo de las empresas serían mujeres –sobre todo dueñas de casa– entre 35 y 50 años, quienes enfatizan el cuidado de sus hijos para que crezcan
sanos, así como un hogar limpio. Son bastante exigentes y creen que las diferencias entre las distintas marcas son muy significativas.
Polizzi plantea que la cultura chilena reconoce históricamente en la higiene personal y del hogar un valor que dignifica a las personas, independiente
de su condición económica. Sin embargo, la tendencia que se observa hoy se podría denominar “hiperhigiénica”.
Por Silvia Medina P.
Artículo Completo en la Edición Impresa de la revista PUBLIMARK
lunes, 1 de abril de 2013
Bienvenida
Esta es mi primera publicación, espero que les guste mi Blog y que tengan un buen mes de ABRIL
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